Virgin Killer: la bisagra que unió dos épocas
Nos adentramos en la relevancia de este cuarto trabajo de Scorpions, editado en 1976, y el significado que tuvo a posterior, a propósito de todo lo que la banda alemana consiguió en la siguiente década.
Hay que coincidir en un par de aspectos sobre Scorpions y su extensa
discografía. Esto, por cuanto la opinión de sus fans señala que la agrupación
vivió sus años de gloria en la década 70, donde hubo espacio para la experimentación
sónica e interesantes toques de psicodelia en su música. Pero hay otro extremo
de la audiencia que defiende a muerte los 80 como la etapa donde la banda
literalmente conquistó al planeta, con millones de copias vendidas de sus
discos y miles de kilómetros recorridos en la carretera.
¿Con qué quedarse entonces? Simple, con lo mejor de ambos tiempos.
Está claro que existe una identidad para Scorpions en los 70, con obras
como In Trance, Taken by Force, Lovedrive, el directo Tokyo Tapes, y claro,
Virgin Killer.
Uli Jon Roth, Rudolph Schenker (hermano mayor de Michael) en la guitarra
rítmica y la voz de Klaus Meine representaban el núcleo de la banda en ese
tiempo. Completaban esa ecuación la base rítmica integrada por Francis Buchholz
en el bajo y el batería Rudy Lenners.
Y lo consiguieron. Virgin Killer se transformó en disco del año en su
país, disco de oro en el mercado japonés y el LP más popular en tierras donde
Scorpions localizaba su mayor base de fanáticos: Japón, Inglaterra y Alemania. Su
aparición en el mercado también marcó una transición entre el hard rock
tradicional hacia notorios destellos de un sonido más metálico, situación que
se consolidaría en la siguiente entrega, Taken by Force.
Capítulo aparte es la famosa carátula del disco, la que mostraba a una
niña desnuda y en sus genitales se simulaba un efecto de cristal roto.
Obviamente, el arte fue censurado y en breve se tuvo que editar nuevamente con
otra tapa que mostraba a los cinco escorpiones.
Sus habituales visitas a los Estados Unidos y Japón se complementaron
con un impresionante ascenso de la música pesada, entiéndase heavy metal, en
las listas y programaciones de radios por todo el mundo. En este sentido, Chile
no escapó a dicha regla. Radio Galaxia, Carolina y Concierto incluían en su
parrilla habitual una generosa programación con música de Quiet Riot, Twisted
Sister, Ozzy, Krokus, Autograph y Motley Crue entre muchas otras agrupaciones.
Sí, el heavy la llevaba a nivel mundial y también en nuestro país. Y olvidemos
el aporte de Magnetoscopio Musical y especialmente Más Música, que se cansó de
rotar Rock you like a hurricane.
En ese escenario, Scorpions era un habitual de espacios como la reunión
de los domingos a las 15:00 de radio Galaxia o el programa auspiciado por Rock
Shop que iba ese mismo día a las 18:00 por radio Carolina. La popularidad iba
al alza y discos como Blackout (1982) y en particular Love at first sting
(1984) ayudaban a que eso no fuera una moda pasajera. Canciones
como Bad boys running wild, Rock you like a hurricane, I'm leaving you, Big
city nights, la rompecorazón Still loving you, Blackout, No one like you y When
the smoke is going down justificaban ese trabajo que había comenzado una década
antes.
Aclaración: Esta columna se escribió originalmente el año pasado para Dreams on Vinyl
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