Las dos vidas de Marillion

¿Soy fan de Marillion? Sí, soy fan de Marillion. Gracias a Magnetoscopio Musical y sus especiales de verano, aquellos que se emitían con material traído desde afuera, Europa y Estados Unidos en formato VHS o Laserdisc, descubrí en época de vacaciones el “Recital of the Script”. Debe haber sido en enero de 1984.

No niego que me llamó la atención su cantante, la forma en que dominaba el escenario y la teatralidad de su entrega cuando simulaba dar de cachetazos a un chico de la primera fila del Hammersmith Odeon, mientras interpretaba la maratónica “Grendel”. No pude evitar asociar las referencias que en ese momento tenía por revistas de los shows de Genesis con Peter Gabriel.

El sonido de Marillion me parecía nuevo a todo lo que había escuchado en gastados vinilos de Emerson, Lake & Palmer, Uriah Heep, Deep Purple, Yes y Procol Harum.

Tiempo después lo relacionaría a una suerte de continuidad del rock progresivo inglés de comienzos de los ’70. Pero bueno, Rodolfo Roth dio en el clavo en ese tiempo. Describió a Marillion como una banda nueva, heredera del sonido clásico de Genesis, Pink Floyd y King Crimson. ¿Habrá sabido lo que decía o, simplemente, se trataba de un correcto libreto?

Lo importante es que pasó el tiempo y en 1986 llegó a mis manos un cassette con el disco “Script for a Jesters Tear”. Los singles “Kayleigh” y “Lavender” sonaban y sonaban en la FM. Pero “Script …” era el comienzo, el verdadero comienzo de la historia, la misma que ahora deseo graficar y compartir en sus cinco discos fundamentales desde mi óptica de melómano, aprovechando la próxima visita de la banda, el 18 y 19 de octubre.

Aquí van los primeros tres:

-Script for a Jesters Tear (marzo 1983): alguna vez escuché decir que este álbum debut servía perfectamente para imaginar “qué habría pasado si…, por ejemplo, Genesis hubiera continuado con Peter Gabriel en los ’80”. O, dicho de otra forma, “Script …” representa el sonido que habría adoptado Genesis con Peter Gabriel en los ’80”. Este disco tiene todo eso. Es como un “Foxtrot” o un “Selling England by the Pound” con una década más de vida, pero de una banda que supo interpretar atinadamente el recambio de los clásicos progresivos setenteros y otorgarle un refresco salvador a un género doblegado con el cambio de década por la explosión del punk, la pegajosa onda disco y el surgimiento temprano de la New Wave inglesa.  

-Misplaced Childhood (junio 1985): si “Fugazy” significó una excelente saga de “Script for a …” y la consolidación de Marillion como banda, “Misplaced Childhood” fue la puerta de entrada en los mercados de la industria musical y el reconocimiento masivo del mundo. Chile no fue la excepción. Un álbum conceptual, cuyas temáticas más relevantes eran el amor y la infancia perdida, el éxito repentino y un final a modo de mensaje positivo. Comenzabas con “Pseudo Silk Kimono” y no parabas hasta oír la última nota de “White Feather. Eso era “Misplaced Childhood”, un disco adictivo que no te aguantaba pausa alguna. Hasta hoy sigue siendo igual.

-Clutching at Straws (junio 1987): si en “Misplaced Childhood” se plasma ese éxito repentino y la fama que a veces se transforma en agobio y desesperación para el artista, el primer sencillo, “Incomunicado”, escaló rápidamente en las listas, describiendo una situación similar que atravesaba Marillion en ese tiempo. Acá ya existía un sonido bien definido y un norte musical al que se habían sumado otro puñado de nombres importantes para el género como Pendragon, Pallas y I.Q. Sin embargo, por esas extrañas e increíbles intuiciones este disco, no sé por qué razón, alertó desde el primer día que lo escuché que estaba frente al final de algo. Al menos “Sugar Mice” me sigue diciendo eso. Es una sensación similar a cuando escucho The Long and Winding Road en Let it be. Son esas canciones que las escuches en el momento que las escuches y siempre te sonarán como a despedida.

-Seasons End (septiembre 1989): reconozco que no costó mucho dejarme convencer por Steve Hogarth. Explico. Siempre me han cargado los fundamentalismos musicales. Eso de que Genesis murió con la partida de Peter Gabriel o que Drama es una mierda de disco porque sin Jon Anderson no es Yes. En fin, “Seasons End” es el comienzo de otra banda con el mismo nombre. Si bien el sonido característico de Marillion todavía estaba ahí, Fish es una marca registrada de aquella primera época y Steve Hogarth la primera piedra en la construcción de otra catedral. En todo caso, creo que en esta ocasión Marillion dio el ancho y se despachó un par de perlas como “Easter”, “Seasons end” y la épica “The Space”.  

-Brave (febrero 1994): me atrevo a decir, y me hago cargo, que esta es el punto más alto en creatividad del segundo Marillion a la fecha. Desde su origen e inspiración, pasando por su desarrollo en la composición y el producto final, que también incluyó una película como mini ópera rock, hacen de este disco una de las cinco “joyas” en la generosa discografía de Marillion. Si tras la salida de Derek William Dick, la banda perdió a sus más incondicionales seguidores, la aparición de Brave fue la excusa perfecta para reencantarlos. La imaginación de Steve Hogarth para completar un relato periodístico escuchado en la radio sobre una joven suicida a punto de saltar de un puente, los lamentos, denuncias y duras críticas a la sociedad conservadora, principalmente a la violencia intrafamiliar, el abuso sexual y a las personas que desvirtúan la práctica de la religión, transformaron a Brave en uno de mis discos de cabecera por mucho tiempo. Acá tenemos al mejor segundo Marillion exigiéndose al máximo en su lucidez musical.

Menciones honrosas:

-Fugazi (marzo 1984): representa una excelente continuidad de Script for a Jesters Tear e incluye un par de clásicos como Punch & Judy, Assassing, She Chameleon y la propia Fugazy que siguieron interpretando hasta antes de la partida de Fish.  

-This strange engine (abril 1997): no se trata de un disco de cabecera, al menos para mí, pero fue la excusa para visitar Chile por primera vez en junio de 1997.

-Marbles (mayo 2004): otro registro doble en estudio de la banda y una demostración que este Marillion se atreve a explorar otras sonoridades.

-Anoraknophobia (mayo 2001): que Marillion suene como un grupo pop similar a U2, por ejemplo, demuestra que la banda ya no es la misma de aquella que tomó un segundo aire en Seasons End.

 

Aclaración: Esta columna se escribió para Radio Futuro con motivo de la segundfa visita al país de la banda long time ago.

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