Rojo como "Jaiba"; sólo un buen susto

Terminé de almorzar e inmediatamente sentí que el corazón se me aceleraba. Me puse a leer y de tan incómodo que me sentía logré dormir una hora. Cuando despierto, el corazón seguía a mil. Me levanté, voy al baño y horror, cuando me veo en el espejo compruebo que estoy rojo como una jaiba.
Le digo a Verónica y me dice que estoy intoxicado con algo. El ceviche que comí a la hora de almuerzo, además de ser de varios días, me provocó esa reacción. A la urgencia y a las horas después lo estoy contando como una anécdota. Sí, "rojo como jaiba".
Así me veía.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pappo: El hombre suburbano que en Chile fue “casi” un desconocido

zapatillas con clavos