Tangerine Dream, referencia diversa y evolutiva del sonido electrónico

Electrónica tradicional, electrónica pura, space rock, Krautrock, Kosmische Musik y dentro de este subgénero la Berliner Schule. Todas etiquetas para definir o ubicar este género en el firmamento musical y el sitial que ocupa Tangerine Dream. A continuación, presentamos un resumen de su extensa trayectoria y un disco fundamental.

Interfase, Alta Frecuencia, Música a Otro Nivel, Punto de Vanguardia o la Hora 23. Si reconoces estos nombres y si fuiste o eres auditor FM, lo más seguro es que todos estos programas radiales sean parte de una banda sonora que, a no dudarlo, conoció y programó la música de Tangerine Dream.

Al igual que Jean-Michel Jarre, Michael Oldfield y Brian Eno, TD también cuenta en Chile desde los ’70 con una fiel base de fanáticos, gracias a que muchas de sus composiciones se utilizaron para adornar publicidad y espacios de televisión, junto a programas especiales en radio Beethoven, Carolina, Tiempo, Futuro y Concierto.

De esta forma, la música de TD es conocida por un público nacional de nicho, incondicional, militante y permanentemente actualizado del quehacer de la agrupación alemana, la cual en 2015 vio partir a su fundador y único integrante estable en 50 años, Edgar Froese. Y pese a la pérdida irreparable, TD siguió activo, creando nueva música y recorriendo el mundo, pese a las restricciones propias de la pandemia.

Vale la pena preguntarse entonces ¿qué representa Tangerine Dream para la música y por qué siguen activos después de medio siglo y constantes cambios en su formación? Según comenta el colega Héctor Aravena, “se trata de artistas que han fundado un nuevo canon musical y su visión del sonido se puede continuar recreando, pese a que sus cuerpos estén ausentes, pues la inspiración y el legado siguen inalterables”.

Así se explica la persistencia y el compromiso de los actuales integrantes por continuar con una historia que certifica su punto de partida a fines de los ’60 en Berlín.  

Todo comenzó en 1967, una época de cambios políticos y sociales en Europa. Fue el año de Pet Sounds y Sgt. Pepper's, cuando Edgar Froese decide construir una propuesta musical inmersa en el Krautrock, y coexistir con sonidos tan diversos como Can, Kraftwerk o el compositor alemán Klaus Schulze. Y es en ese contexto que Tangerine Dream surge al masificar la música electrónica, construyendo una identidad propia y diversa con lanzamientos como Electronic Meditation, Zeit, Alpha Centauri, Atem Ricochet y el fundamental Phaedra en sus inicios.

Era de colores, ciudades, elementos y sellos

Fruto de la conocida época Virgin por el sello que los albergó son, precisamente, Phaedra (1974) y Rubycon (1975). Seguiría el directo Ricochet del mismo año y el destacado Stratosfear (1976). El ciclo finalizaría en 1984 con Hyperborea de 1983.  

Los años tempranos de TD corresponden a la era Pink Years (1970-1973), cuando la agrupación era un trío compuesto por el mencionado Froese, Klaus Schulze (abandonó la banda tras el primer disco) y Conrad Schnitzler. Y la segunda mitad de los ’80 se conocería como los Blue Years (1984-1988). Seguirían los Melrose Years (1988 - 1990), Seattle Years (1991 - 1995), Millenium Years (1996 - 2014), que a su vez se divide en las etapas TDI y Eastgate, para finalizar con Quantum Years entre 2014 hasta la actualidad.

Phaedra como punto de inflexión

La figura del joven empresario inglés Richard Branson, alertado por el locutor y productor de radio John Peel, sería fundamental en esos primeros ‘70 para lo que vendría luego de que TD fichara para el naciente sello Virgin, etiqueta que por años cobijó arriesgadas propuestas de vanguardia germana y mundial. La producción de aquella formación más clásica de TD, Chris Franke, Peter Baumann y Edgar Froese, logró definir el curso del sonido electrónico y, a la vez, convertir cada presentación en una suerte de feria de estreno para los últimos lanzamientos tecnológicos.

Phaedra y Rubycon son considerados las perlas de los Virgin Years. Aquí, Chris Franke, Peter Baumann y Edgar Froese no se guardaron nada. Aparecen los sintetizadores Mini Moog, VCS3, EMS Synthi, secuenciadores y el Mellotron como base del sonido.

Desde el punto de vista práctico, parece un contrasentido comprobar que ambas sesiones de grabación fueron interminables (hasta 15 horas seguidas para registrar partes de una canción) y requirieron de mucho tiempo para cerrar cada álbum. Y aunque suene increíble, errores en el registro de los master y daños en los equipos por la complejidad en las frecuencias sonoras (incluyendo quema de circuitos), definieron que Phaedra y Rubycon se convirtieran más en una tortura que en una satisfactoria experiencia en el estudio.

Sin embargo, el resultado valió la pena. Dos discos clásicos de TD y piezas clave para la definición del sonido electrónico o como lo quieran rotular. Richard Branson logró cerrar un acuerdo con la banda por cinco años y ventajosas condiciones de grabación.

El éxito llamaba a la puerta. Phaedra escalaría al puesto 15 de los UK Charts, permaneciendo en ese puesto también por 15 semanas y recibiendo disco de oro en siete países.

Una curiosidad sobre la grabación de Phaedra. El mecenas Branson tuvo la brillante idea de adquirir un Modular Moog, similar al que usaba Keith Emerson. Ya instalado en el estudio, se invirtieron importantes horas de trabajo en poner a punto la máquina por su facilidad para desafinarse debido al recalentamiento de los osciladores. Otro dato, todavía no existían los bancos de memoria, por lo tanto, era imposible programar.

Como ya dijimos, Phaedra tardó mucho en ver la luz. Durante los primeros 11 días solo se registraron 6 minutos de música debido a problemas técnicos, lo que llevó a los músicos a tomar un descanso. Pero ese tiempo fue aprovechado por Edgar Froese, quien en complicidad con su esposa Monique grabaron en una toma “Mysterious Semblance at the Strand of Nightmare”, que abre la cara B del disco.

Más data. Los poco más de 17 minutos que dieron nombre al álbum, se concibieron gracias a la improvisación, algo habitual en TD respecto a sus procesos creativos y en vivo.

“Movement of a Visionary” es un clásico de Phaedra. Recuerda a la época Ummagumma de los Floyd. Y “Secuent C” nos regala la interpretación de flauta a cargo de Peter Baumann.

Al cierre, citar a Dosis Magazine para referirse al significado de Tangerine Dream y Phaedra: “No hay manera de ser seguidor de esta música sin conocer la obra de Tangerine Dream en los años 70, y entre toda ella, Phaedra representa un momento único en la historia. Es un vuelo sin retorno aún en desarrollo”.

Y complementar diciendo que el devenir de la música electrónica a comienzos de los ’70, no se entendería sin la existencia de Tangerine Dream. Fueron ellos quienes definieron un sonido, lo maquillaron, le otorgaron una identidad y lo masificaron. No es casualidad que, por ejemplo, Michael Stein y Kyle Dixon, el dúo que estuvo detrás de la música de la exitosa serie Stranger Things, reconocieran su poderosa influencia.       

TD también incursionó en la música de película desde 1977 hasta 2014.


Este artículo se escribió para la tienda de discos Dreams on Vinyl https://dovinilos.cl/

Don Ernest.


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